CRITERIOS DE FONTANEROS

Todavía en el siglo XVIII, los fontaneros usaban como unidad de medida la “onza de agua”. La onza, unidad de longitud, representaba como sabemos al doceavo de pie; onza de agua era la cantidad que sale de un orificio circular de una onza de diámetro. No se daban cuenta de los mencionados artífices de que esa medida, al no considerar la carga de agua sobre el orificio, no era única: la onza de agua se vuelve doble si el tirante se cuadruplica. Es cierto que los fontaneros más competentes no caían en ese error; sin embargo, había otro mas encubierto, en el cual solían incurrir al realizar particiones. Lo señala el padre Castelli en su libro Della misura dell’acque correnti (De la medición de las aguas corrientes), de 1628; libro que es casi imposible encontrar en su edición original, pero que felizmente fue reproducido en una célebre publicación aparecida primero en 1722 y luego varias veces reimpresa y aumentada: la Raccolta d’autori che tráttano del moto dell´ acque (Colección de autores que tratan del movimiento de las aguas), testigo de la afición por la hidráulica que existía entonces en Italia.

Refiere Castelli que en Roma, ciudad de las fuentes, se acostumbraba medir las aguas “de dos maneras, la primera de las cuales se realiza por figuras semejantes, como serían círculos o cuadrados; o sea, se calibran los orificios destinados a entregar las aguas con una placa de metal, en la que se perforaron varios círculos, o bien cuadrados, uno de media onza, otro de una, otros de dos, tres, cuatro onzas, etc. La otra manera de medir las aguas de fuentes es con rectángulos de la misma altura pero con bases distintas, de modo que análogamente sea de media onza, otros de una, dos, tres, etc. Midiendo y subdividiendo así el agua pareció que, si los orificios se colocan en un mismo plano equidistante de la superficie libre del agua en el depósito y se realizan dichas medidas con toda exactitud, también el agua tiene que resultar partida en proporción a ellos”. A primera vista esto parecía correcto; pero no para Castelli, que prosigue: “si consideramos bien el asunto, hallaremos que los orificios, a medida que aumentan en tamaño, descargan siempre más agua de lo debido en comparación con los menores; o sea, para hablar con más propiedad, el agua que pasa por el orificio mayor está a la que pasa por el menor en una razón siempre mayor que la de las áreas relativas”.

Esta variación, explica Castelli, resulta del hecho de que la velocidad del chorro se reduce debido a la fricción del agua con los bordes del orificio, en proporción con la longitud de estos. Consideremos dos orificios cuadrados, uno cuádruple del otro en sección: “si quisiéramos que el agua que pasa por el orificio mayor fuese tan solo cuatro veces la que pasa por el menor en tiempos iguales, se necesitaría que no solo la abertura del orificio mayor sea cuádruple de la menor, sino que también se cuadruplique la obstrucción. Ahora, en nuestro caso es cierto que se ha cuadruplicado la abertura, pero no ha sucedido lo mismo con la obstrucción, la cuál únicamente se ha duplicado, por ser el perímetro del cuadrado mayor tan solo el doble del perímetro del menor”7.

La misma consideración –añade Castelli- revela el error de esos arquitectos que, debiendo construir sobre un río puentes de muchos arcos, conservan para el claro total el mismo ancho que tiene el río, sin discurrir que en el cauce ordinario del río el agua tiene solo dos reductores de velocidad, o sea el roce con las dos orillas”; mientras que en el puente se tienen dos orillas por cada una de las pilas. “Y a este descuido siguen a veces gravísimos trastornos, como nos muestra la práctica diaria”. Finalmente, destaca, como otro ejemplo la enorme ventaja que representa para los campesinos el desherbar zanjas y canales; “porque esa multitud de plantas, o hierbas, o cañitas, distribuidas por la acequia, acaba por retardar notablemente el curso del agua, y la medida del agua crece; mientras que, quitando esos impedimentos, la misma agua adquiere velocidad, y luego baja en medida, y por consiguiente, en altura”8.

Cuadro de texto: Río Salado hacia aguas arriba de la Ruta Nacional, Argentina; Río Feshie, Escocia, Reino Unido; Río Po, Italia

 

 

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Imágenes obtenidas de: http://www.unne.edu.ar/Web/cyt/cyt/2003/comunicaciones/07-Tecnologicas/T-046.pdf, http://joewheaton.org.uk/Downloads/Vericat_et_al_SEG08.pdf , http://bp3.blogger.com/_Gvm9vDtExzI/RwPHSiQ8qbI/AAAAAAAAAKs/NykMatH26HI/s1600-h/ponte-umberto.jpg

 

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